Columna del sábado 1 de marzo de 2008
César Pérez Méndez
cperez@elquetzalteco.com.gt
VERITAS
Así como crece la ciudad, aumenta el peligro. Esta afirmación sólo la entienden quienes la viven y la enfrentan, nadie mejor que los Bomberos Voluntarios.
Quizás cuando oímos hablar de los bomberos únicamente viene a nuestra mente que son una especie de salvavidas, que apagan incendios y que podemos contar con ellos ante cualquier emergencia; pero ellos, ¿con quiénes cuentan? Tristemente no cuentan ni con el Estado, porque no les garantiza un retiro digno.
Este dato lo supe hasta esta semana, cuando me senté a conversar con el mayor Carlos Alberto Juárez Izquierdo, jefe de la Quinta Compañía, y con el oficial Carlos Roberto Juárez Díaz, director regional de Bomberos Voluntarios.
Para que crean que se necesita de una verdadera y genuina vocación de servicio, voy a poner de ejemplo las trayectorias de estos señores; imagínese que Juárez Izquierdo está por cumplir 50 años de servicio, en agosto, y Juárez Díaz sumó este mes 24 años de ser bombero.
En cualquier otro desempeño, como maestros por ejemplo, ya hubieran tramitado su jubilación y estarían ahora siendo beneficiados económicamente por haber servido a la comunidad. Tan merecido se lo tienen, pero no, la realidad es otra y muy cruel, pues como socorristas no tienen acceso a la jubilación. ¿Por qué? Simplemente porque no lo contempla la Ley de Servicio Civil.
Ni ganas de hacer comparaciones, porque de indignado paso a enojado, pero imaginemos cuánto gana mensualmente un funcionario público que, muchas veces no hace nada, y si lo hace, a medias, ¿mucho verdad?; pero cuánto recibe un bombero que hace mucho y hasta arriesga su vida, y que además debe mantener a su familia; no sé exactamente, pero creo que muy poco.
O veamos cuánto de viáticos pueden tener los políticos, pero los socorristas ni para gasolina tienen cuando hay una emergencia. Ya no quiero seguir comparando, porque les puedo prender fuego y no llamaría a los bomberos.
Si la realidad es esa, que nadie los ampara, urge que se reforme la Ley de Servicio Civil y que se cree un fondo de jubilación para los bomberos.
Desde este espacio, sin que me lo pida nadie, y en nombre de la comunidad, gracias señores bomberos por su loable labor sin esperar nada a cambio.
PUNTO FINAL. La vigente Ley de Servicio Civil es de 1968, tiene 40 años, se pensó para 20 mil burócratas; pero hoy, son más de 200 mil los empleados públicos y se debería incluir a otros grupos, como los Bomberos Voluntarios.