sábado, 9 de agosto de 2008

Ciudad sin identidad


Columna del sábado 9 de agosto

César Pérez Méndez
cperez@elquetzalteco.com.gt
VERITAS

Ahora -ayer- que me dispongo a escribir estas líneas aún me encuentro en las tierras del Tío Sam, pero hoy que usted me lee, lo cual agradezco, ya estoy de regreso en esta ciudad que se ama más al verla de lejos.
Y no es nada, si mi ausencia apenas fue de ocho días, pero hay quetzaltecos como José Menchú, de la zona dos, quien desde hace 10 años está fuera de casa; su máxima ilusión es que esta Navidad, dentro de poco más de cuatro meses, esté de vuelta. Él dice que una década ya fue suficiente, pues ha trabajado mucho para darles una vida más digna a sus seres queridos que lo han esperado todo este tiempo.
Aunque hacer dólares cada vez es más complicado, no sólo por el hostigamiento con las redadas, sino porque la crisis económica está castigando a todos, y en el caso de los ilegales, con el combustible o pasaje, peor todavía, porque deben recorrer largas distancias para conseguir trabajo. Hay también compatriotas que, aunque no lo crea, están comiendo sólo dos tiempos; yo los admiro y los respeto, porque eso es más que echarle ganas.
Este hombre, dedicado a la construcción, con quien platiqué en Bayside, Miami, Florida, añora tomar chocolate y comerse una sheca; pero también extraña ir al estadio y cantar Luna de Xelajú. ¡Eso es identidad! Algo que esta gran ciudad turística y comercial no tiene.
Si buscamos la identidad de Miami, involucrando no sólo a personas y grupos, sino al entorno, viéndolo en los modos de vida, me atrevo a decir que no hay nada, por su amplia diversidad y mezcla cultural. A pesar de eso, o por esa diferenciación, vista como una ciudad cosmopolita, se constituye en un atractivo mundial, favorecido por su clima subtropical y con un verano –como el de ahora- cálido y húmedo.
Y bueno, esa diversidad que le comento, está plasmada en números; en el caso de Miami, que no es igual al resto de ciudades gringas, tiene más de 2.5 millones de habitantes, de los cuales el 61 por ciento son hispanos y en el resto de la población hay asiáticos, europeos y tantos más, así es como también se explica su amplia gastronomía.
Volviendo al caso de José, le han contado que por Xela todo ha cambiado, me preguntó por los “mall” o sea los centros comerciales que no existían 10 años atrás; eso sí, los que no hemos cambiado somos la gente que amamos Xela, que estamos orgullosos de ser quetzaltecos, y eso, aunque para unos es nada más idiosincrasia, puede perfectamente llamarse identidad.

PUNTO FINAL. Para el 2050 se estima que aquí -allá- haya 102 millones de hispanos, un 24 por ciento de la población total; así es como creo válido afirmar que el rostro de Estados Unidos está cambiando.

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