Columna del sábado 14 de octubre de 2006
César Pérez Méndez
cperez@elquetzalteco.com.gt
VERITAS
Es el actual concejal décimo de la corporación presidida por “Mito” Barrientos. Llegó por los tres mil 500 votos que consiguió el partido Unionista en las elecciones municipales pasadas. A Mauricio Bartlett Castillo debe prestársele atención porque ha puesto el dedo en la llaga.
El caso de Bartlett debe observarse detenidamente en dos líneas, primero, su actuación, y segundo, sus declaraciones. Yo le prestaría mayor importancia a sus revelaciones.
Resulta que el concejal décimo renunció al cobro de una dieta por sesión, por considerarla intrascendente; bueno, son sólo Q450 de los Q8 mil que un concejal recibe al mes. Pero lo que hace relevante la situación es lo que reconoce, porque admite que los puntos de agenda son intrascendentes ante las innumerables necesidades que afronta la ciudad.
Por haber desatado la polémica, invité a Bartlett a conversar sobre su postura y lo que hace creíble su planteamiento, es que me aseguró que no le quita el sueño la silla edil. No quiere ser alcalde, reconoce que le falta madurez política, pero tiene muy claro que es un ciudadano con deseos de hacer algo por su comunidad. Así que ya pueden estar tranquilos quienes califican de show político su actuación y creen que lo hace por conseguir adeptos, que de paso, sin pretenderlo, lo ha logrado. Y así debería ser, los funcionarios tendrían que conocerse y hasta reelegirse, no por sus discursos, sino por sus hechos.
Entonces, ¿de qué hablan, el alcalde, sus concejales y síndicos?, según Bartlett, en las sesiones sólo “levantan la mano” para aprobar exoneraciones de cédulas o hacer correcciones en recibos de agua y luz, y lo peor, se sientan no más de media hora; pero eso sí, puntualmente cobran Q450 por cada vez y hay fechas que se reúnen al medio día y al finalizar la tarde. Sólo para justificar sus ingresos, ¡qué descaro!
Si la percepción de la población era que en la sala de sesiones no se trataban temas de interés colectivo, ahora está confirmado por la voz de uno de los concejales.
La advertencia está dada, urge que se retomen los asuntos que afectan a la mayoría, quehacer suficiente sería resolver el tema del transporte y atender el deterioro de las calles; porque lo que se hace con la bondadosa ayuda internacional es otra historia.
PUNTO FINAL. El llamado de Bartlett a sus colegas del Concejo es que sean correctos y que tengan conciencia con lo que hacen o dejan de hacer. Tampoco es obra de caridad; el pueblo les paga por reunirse.
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