Confieso

Columna del sábado 3 de enero de 2009

Por César Pérez Méndez
cperez@elquetzalteco.com.gt
VERITAS

Tanto esperamos el 2009 y ya estamos en su tercer día… y así se irán las restantes 362 jornadas. Falta mucho, eh!
De este nuevo año espero muchas cosas positivas, a pesar que para algunos, los pronósticos no son tan alentadores, como en el campo económico. Por encima de todo, tengo fe que nos irá mejor que el año anterior.
Confieso que habrá trabajo para todos, a quienes ya lo tienen, que le pondrán más empeño y dedicación, y a quienes buscan, hallarán una oportunidad, la cual no la desaprovecharán porque significará comenzar a crecer.
Usted es de los que no tiene trabajo, busque, este lunes es un buen día para comenzar. Y acepte lo que le ofrezcan, lo que no significa que no se valore; pero en esta vida, primero se debería dar y luego pedir.
Así es, deseo trabajo para todos, hasta para los delincuentes y criminales, un empleo que sólo les deje tiempo para comer y dormir, y que sea suficiente la remuneración, para que no tengan “necesidad” de querer lo que no han sudado. Al secuestrador, que piense más en sus hijos y si no tiene, en su madre, para que sepa que hay alguien a quien no le gustaría que le hicieran daño.
A los que sufren hambre, no espero que lleguen a ser obesos, pero sí que tengan comida; que no sean banquetes, pero que se puedan nutrir para tener la fuerza para buscar un nuevo horizonte.
Si el año pasado más de 500 mil personas –es mucho, tomando en cuenta que somos 13 millones en este país- pasaron a ser los nuevos pobres, confieso que en el 2009, de este medio millón de gente, la mayoría abandone su condición.
A los desamparados, que una luz de amor les llegue; a los que buscan el amor: no lo busquen más, cada uno lo lleva dentro, cómo no, si para encontrarlo, primero hay que proveerlo.
A los infelices, confieso que este año les llegará la dicha. A los rencorosos, manifiesto que se reconciliarán consigo mismo. A los envidiosos, revelo que les dará gusto el triunfo ajeno.
Declaro que no harán falta los billetes en su bolsillo y que alcanzará para el cochinito.
A los guapos y guapas, confieso que ya no desearán la suerte del feo; y a los menos favorecidos físicamente, confieso que ahorraran para la cirugía. ¡A trabajar se ha dicho, que el 2009 no espera!

PUNTO FINAL. La confesión no sólo es un sacramento, sino un símbolo de fe; lo que se dice, se cumple. Una manera de decir mis deseos para el nuevo año.