Columna publicada en elQuetzalteco, el 19 de septiembre de 2009
Por César Pérez Méndez
cperez@elquetzalteco.com.gt
VERITAS
¡Qué tal! ¿Cómo le va? Ni me cuente, mejor revise. Si le va mal o como dice la mayoría: "más o menos", le digo que puede estar mejor; y si le va bien, exíjase, porque puede sobresalir.
Momento. No empiece a verme como consejero, porque no es mi pretensión, y eso de estar aconsejando resulta aburrido; mi punto es que la vida debe ser práctica, por eso busco transmitirle ideas que puede valorar o desechar. Está en usted.
A qué viene todo esto, que acabo de leer un interesante escrito que vale la pena resumir, así que si usted termina de leer esto, tiene la responsabilidad de decírselo a alguien más, y ya estará en cada uno que pase algo diferente en su día a día, porque lo peor que puede pasar es que no pase nada y todo siga como hasta ahora.
Usted se pregunta con frecuencia por qué las cosas no cambian. Hágase un favor, no se siga preguntando eso, porque no van a cambiar, al menos, las que no están a su alcance.
El problema no es el problema y, ojo, porque no es una redundancia.
Explico ahora. El problema no es que el dinero no le alcance, porque a pesar que puede llegar a tener más ingresos, con ellos también se irán creando más necesidades, y así sucesivamente.
Entonces, lo importante es no enfocarse en el problema, sino en cómo enfrentarlo. Subrayo lo siguiente: no nos compliquemos con las circunstancias, sino que en nuestra actitud para enfrentar tales situaciones.
Regresemos al ejemplo del dinero, si ya sabe que no le es suficiente, para qué se aturde y lloriquea, mejor piense que al menos está mejor que otros.
Las circunstancias son todos aquellos sucesos, casos, ocurrencias, accidentes, eventos, acontecimientos e incidentes que no van a cambiar, pero sí se puede escoger -actitud- cómo enfrentarlos.
Figurado. Ya lo dejó el bus o el tren, qué pasa, va llegar tarde o se quedó para vestir santos; no, si a lo mejor todavía no pasa el taxi o la limusina.
PUNTO FINAL. No es arena de otro costal, pero pasa lo mismo con la gente, no la podemos cambiar -si alguien dice lo contrario, miente-, pero sí podemos influir en sus actitudes.
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