Su preocupación no ayuda en nada

Columna publicada en elQuetzalteco,
el 16 de enero de 2010

Por César Pérez Méndez
cperez@elquetzalteco.com.gt
VERITAS

El comentario de un radioyente me dejó impresionado, porque tiene mucho de cierto. En una radioemisora estaban hablando de la tragedia que ha dejado miles de muertos en Haití; el presentador decía que, él como muchos guatemaltecos, estaba muy preocupado por lo sucedido. En el instante un oyente llamó para decir que la preocupación no es suficiente y pedía hacer algo por los damnificados del terremoto.
El próximo mes, para ser preciso, el 4 de febrero, se cumplen 34 años del terremoto que sufrieron los guatemaltecos y que también dejó miles de muertos. Eso me hace pensar que en ese momento, los damnificados necesitaban más que la preocupación de otros países.
Algo se podría hacer por los haitianos, recaudar alimentos o medicamentos y enviarlos; si no es posible, una oración haría que no se quede sólo con su preocupación.
Pero esto no pasa únicamente con este lamentable ejemplo, si se da cuenta, en muchos asuntos, sólo nos quedamos preocupados, pero de nada sirve.
Ahora que hay mucho frío, usted ha dicho: “pobre la gente que no tiene casa”, refiriéndose a los indigentes; pero no hace nada. Y ya sabe que su preocupación no cuenta; cuando muy bien podría regalar la ropa que ya no usa o llevar café a las calles. Porque hay gente que sí lo hace, pero son pocos.
En este preciso momento no me diga que no está preocupado por algo; por lo caro de los útiles escolares, por la inseguridad, por la falta de acciones de los gobernantes, por la corrupción, por la pobreza o quizás por la contaminación ambiental. Pero le insisto, su preocupación no resuelve nada.
En todo caso, cuenta y suma cada vez que trabajamos más, pagamos impuestos y contaminamos menos.
Estamos preocupados hasta de lo que ni padecemos, pero no hacemos por comer adecuadamente y hacer ejercicio, sabiendo que sólo con esas dos acciones estaríamos mejor.

PUNTO FINAL. Preocupación también es ansiedad, intranquilidad, nerviosismo y angustia, con lo que ya sabe, no logra nada; es actuando que puede ayudar y ayudarse.