Columna publicada en elQuetzalteco, el sábado 19 de marzo de 2011
Por César Pérez Méndez
VERITAS
Para que no nos engañen y creamos cosas que no son, aquí les compartiré la esencia de un ensayo que acabo de leer, sobre la pobreza y sus causas.
El estudio de Keckeisen, Joseph E., titulado "Las causas de la pobreza en el tercer mundo", señala que la pobreza puede verse desde varios ángulos, algunos pertenecen al campo de la moral, como la degeneración de la familia o la adicción a las drogas; otros, como los prerrequisitos para la madurez legal y la tranquilidad doméstica, pertenecen al campo de la política; y otros son del dominio de la ciencia económica.
En el documento se limitan a las causas económicas, aunque simpatizan con los moralistas, sociólogos y científicos políticos, quienes se ocupan de otros aspectos igual de preocupantes sobre la pobreza.
Lo que me llamó la atención es que el ensayo habla de las falsas causas de la pobreza; en seguida algunas de ellas:
La pobreza no es producto de recursos naturales insuficientes ni de un territorio nacional reducido ni de altos niveles de analfabetismo.
Tampoco es causa la presencia de compañías multinacionales que venden leche en polvo, fórmulas de cola o gasolina a los mercados mundiales.
La miseria de los pobres no es provocada por el hecho de que algunas personas o compañías son ricas, ni porque la brecha entre ricos y pobres se ensancha. La avaricia y la especulación no son las culpables.
La pobreza no es el resultado de que los gobiernos, tanto los locales como nacionales, sean insensibles a las realidades de la pobreza y no hayan hecho los suficientes proyectos de desarrollo, o distribuido gigantescas sumas de dinero.
La pobreza no surge por una desigual distribución de los recursos, que permite a un grupo pequeño de la población mundial absorber la riqueza, ingreso, producción, o lo que fuera. No es porque los países avanzados consumen demasiado y distribuyen poco.
PUNTO FINAL. Las causas de la pobreza son otras. Existen estructuras económicas que impiden el progreso y que perpetúan actitudes empobrecedoras; hay que identificarlas.