Columna publicada en elQuetzalteco, el sábado 12 de marzo de 2011
Por César Pérez Méndez
VERITAS
Estamos ya a 50 días de la convocatoria a elecciones generales de parte del Tribunal Supremo Electoral, TSE, así que los participantes directos, es decir, los políticos, deben poner las "barbas en remojo" y repensar sus acciones, es decir, sus promesas.
A fin de que se concrete el pedido, les recomiendo leer al creyente de aquella idea que dice: el bien debe ser el fin de todas las acciones, Aristóteles.
Una dosis de ética no le queda mal a nadie y menos a los políticos aspirantes del poder.
Aristóteles, (Grecia 384-322 AC) es el fundador de la ética como disciplina filosófica y reconocido como el padre de la ética, por haber escrito el primer tratado sobre el tema que conoció la humanidad. En este documento explicaba qué debía hacer y de qué debía abstenerse el ser humano para ser un hombre virtuoso.
El sistema ético de Aristóteles se conforma de cinco partes, a saber:
- La felicidad, fin supremo.
- El bien, fin de todas las acciones.
- Las virtudes, que pueden ser: intelectuales o de la razón y morales o de la voluntad.
- Las virtudes morales o de la voluntad.
- Las virtudes intelectuales o de la razón.
Del primer punto me gusta el siguiente planteamiento: el instrumento para ser feliz es la razón. Además, que por el camino de la razón se llega a todas las virtudes, entre ellas, la más importante, la justicia.
El filósofo destaca que las virtudes se conforman en el hábito, es decir, en la práctica.
Su pensamiento enfatiza en la necesidad de educar sobre las virtudes, las que no son espontáneas o puramente neutrales. Y por qué tanto referirse a las virtudes, pues porque son sinónimo de integridades, honestidades y claridades, que tanta falta le hacen a la sociedad y más a quienes deciden hacer política partidista para llegar al poder.
PUNTO FINAL. Aristóteles considera a la ética como reflexión y pensamiento, mientras que a la moral como expresión de la voluntad humana.