Por César Pérez Méndez
VERITAS
¿Cómo fue que llegué hasta aquí?, se pregunta Rubén Vives, el mazateco que recientemente ganó un premio Pulitzer, el más alto reconocimiento al periodismo en Estados Unidos.
Desde que me enteré de esta magnífica noticia, no sólo para el periodismo, sino que para la comunidad emigrante, la entendí como un gran ejemplo de vida, lucha y esfuerzo.
Vives es parte del equipo de redacción de Los Ángeles Times, aunque para ello debió literalmente recorrer un largo camino.
Cuando el periodista narra a Prensa Libre su historia como indocumentado y cómo llegó a ganar el Pulitzer, uno piensa que no hay que echarle la culpa a las circunstancias, como la mayoría acostumbra. A él lo abandonaron sus padres cuando tenía un año, porque emprendieron el viaje del “Sueño Americano”.
Seis años después, junto a su abuelita, decidieron salir de Mazatenango y emprender el recorrido hasta California, para reencontrase con sus papás.
Unos años después, con lo que Rubén no contaba es que cuando fue abandonado por su padre, su mamá tocaría la puerta que les cambiaría la vida; consiguiendo empleo como niñera en la casa de los periodistas y esposos Robert Magnuson y Shawn Hubler.
La pareja no sólo ayudó a la mamá de Vives, sino que al graduarse de secundaria, le abrieron también las puertas que lo llevaron a convertirse en periodista, aunque haya iniciado como encargado de fotocopias.
En su puesto inicial pasó 10 años, pero su perseverancia y actitud lo llevaron a que en el 2005 lo asignaran como traductor para hispanos en algunos reportajes. La oportunidad pronto vendría.
En el 2008 inició su carrera como periodista y su trabajo cumbre fue un reportaje que reveló la corrupción en la comuna de la ciudad de Bell, en California.
A pesar que no hay muchas oportunidades, Vives aconseja que cuando se dan, hay que aprovecharlas.
PUNTO FINAL. Esta historia confirman aquel pensamiento que dice: "La gente exitosa establece metas que no están a la mano, pero sí a la vista".