viernes, 27 de abril de 2007

Periodistas comparten misión en diferente condición


Columna del sábado 28 de abril de 2007

César Pérez Méndez
cperez@elquetzalteco.com.gt
VERITAS

Entre los múltiples y variados encuentros que se realizan en Washington, DC., ayer tuvo lugar un simposio internacional en el que se expusieron las tendencias y desafíos actuales que enfrenta la profesión periodística.
La idea de compartir algunos puntos es porque firmemente creo que los periodistas cumplen un papel vital en las sociedades, justamente porque la libertad de expresión es una condición indispensable para que exista una real democracia, como la incipiente y a veces frágil situación guatemalteca.
A la cita acudieron alrededor de 200 comunicadores de todo el mundo, entre ellos, 14 latinoamericanos que escogimos a un representante para exponer la situación de la región; en el caso de América Latina, a pesar de que hay libertad de expresión y hasta garantizada constitucionalmente, el desempeño de los periodistas muchas veces se ve afectado por intereses de quienes ostentan el poder económico y político. A pesar del panorama, es un hecho que los comunicadores están comprometidos con la verdad, una veracidad que en ocasiones se paga con la vida misma. Igualmente, se reconoce que el ejercicio periodístico, en algunos países es más difícil, como Cuba y Venezuela, donde los gobiernos se encargan de silenciarlo. Por otro lado, el crimen organizado, puntualmente el narcotráfico golpea la libertad de informar, frecuentemente en Colombia y México. Guatemala no está exenta de todos esos males que atropellan la búsqueda de la verdad, porque vemos como prevalecen las amenazas y ataques que en el pasado han dejado luto.
En otros escenarios, por ejemplo, África, llama la atención que a los periodistas se les vea como enemigos del poder, de esa cuenta, los comunicadores aceptan que juegan un papel de oposición, porque los regímenes y las dictaduras no son nada favorables para la libertad de expresión.
Ante un panorama diverso, el objetivo sería apuntarle a lo que aseguran que viven los estadounidenses, tanto funcionarios como periodistas, no dudan que hay libertad de prensa, porque asumen que el poder no es de nadie, sino del pueblo, y estar informado, más que una necesidad, es un derecho.
Como sea, la situación o condición de la prensa en el mundo, variada y compleja en muchas partes, los periodistas compartimos la misión de informar con la verdad; somos observadores y en esa medida, aportamos al cambio social que nos exige estar a la vanguardia.

PUNTO FINAL. Como consumidores de medios de comunicación, hay que aprender a comer bien, porque hay tanta chatarra; lo aprendí ayer y lo practico desde hoy.

viernes, 20 de abril de 2007

Nueva York, la selva de cemento

Columna del sábado 21 de abril de 2007

César Pérez Méndez
cperez@elquetzalteco.com.gt
VERITAS

En estos días conocí Oklahoma y de paso Chicago, pero no le llegan a la ciudad donde pasaré una semana, Nueva York.
Para comenzar, Nueva York es uno de los mejores puertos naturales del mundo que, no es grande por sus más de nueve millones de habitantes ni sus cinco barrios (Manhattan, Queens, Brooklyn, Staten Island y Bronx), sino que su diversidad cultural la muestra como apasionante y cosmopolita.
Esa diversidad se debe a la inmigración procedente de todas partes del mundo, de esa cuenta, la existencia de zonas famosas como el Barrio Chino y el Harlem Hispano. Por ello, con el idioma no es tan difícil, como en Miami, en Nueva York es común toparse con hispanohablantes en tiendas y restaurantes; otra historia se vive en Washington, por ejemplo, donde el que no habla inglés, tiene que gesticular o andar con intérprete.
Bueno, esa misma pluralidad a la que me he referido pesa para que Nueva York sea sede de la Secretaría, la Asamblea General y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, donde encontré que ondea la bandera guatemalteca.
En mi particular forma de ver el entorno, diría que Nueva York se parece a una selva, pero no a las de nuestra “eterna primavera”, sino que una jungla de cemento, en la que destacan los rascacielos de Manhattan; algunos con observatorios con acceso al público, incluyendo el edificio del Empire State.
La ciudad es visitada por millones de personas al año, justamente porque marcha a la vanguardia en los campos del espectáculo; vaya si no, lo digo yo que admito no ser diestro en la materia, pues tuve la oportunidad de ver The Phantom of the Opera (El Fantasma de la Ópera), en Broadway. Así que su renombre mundial por la promoción de las artes es más que aceptada. Con más de 42 teatros, el área de Times Square cuenta con una rica tradición musical y teatral.
Pero también está a la delantera en la actividad editorial y publicitaria, además de su famosa industria de ropa, según me han contado y lo poco que he observado.
Gracias a que participo en el Programa Internacional de Liderazgo, al que fui llamado por la Embajada de los Estados Unidos en Guatemala, en el viaje tengo la oportunidad de visitar las mejores instituciones de educación superior, entre ellas, la Universidad de Columbia, donde destaca su Escuela de Periodismo. No es por presunción, pero no creo que “viajar es vivir”, más me parece que viajar es aprender. ¡Vivir, en cualquier lado!

PUNTO FINAL. Lo más agradable del viaje no ha sido nada material, sino que ver a mis hermanos, David, en Washington; Sheny y Flory, en Nueva York.

viernes, 13 de abril de 2007

Así veo Washington, DC

Columna del sábado 14 de abril de 2007









César Pérez Méndez
cperez@elquetzalteco.com.gt
VERITAS

Sabemos que no todo es como lo pintan. Voy a compartir algunos detalles de los muchos que he observado ahora que me encuentro en la capital de Estados Unidos.
Por asuntos académicos y profesionales, me toca estar cerca de un mes por estas urbes, luego hablaré de Oklahoma y Nueva York; mientras tanto, Washington, DC., ciudad con más de 606 mil habitantes, distinguida por albergar la Casa Blanca y El Capitolio, de donde emanan las decisiones más trascendentales para el mundo, es más que centro del poder, tomando en cuenta que su industria principal es el turismo, con un volumen de 14 a 15 millones de personas que visitan la ciudad cada año.
Realmente es poca la gente que vive en la capital estadounidense, similar al más de medio millón de quetzaltecos en el departamento, empero esa cifra se incrementa cuando se toman en cuenta los casi cuatro millones de habitantes del área metropolitana, incluyendo los barrios residenciales de Maryland y Virginia.
A primera vista, Washington es el trono del poder, totalmente cierto, pero eso va más allá, porque además del gobierno, están los centros del conocimiento que no son únicamente las universidades, sino que todos los centros de investigación y desarrollo que convergen en la ciudad.
Un día, hasta una semana, es insuficiente para recorrerla en plan de explorador; la explanada entre las avenidas Constitución e Independencia alberga una cadena de museos impresionantes, entre ellos, el Aeroespacial, el de Historia Natural y los más nuevos, Museo Memorial Estadounidense al Holocausto y el Memorial de Thomas Jefferson, tercer presidente estadounidense que un día dijo: “Escoger entre un país con periódicos y sin gobierno o con gobierno y sin periódicos, preferiría la primera opción”; vaya pensamiento a favor de la libertad de expresión y la democracia.
Y cuando digo al principio que no todo lo que brilla es oro, es porque también hay contrastes, como el hecho de haber conversado con guatemaltecos y enterarme que en las cercanías a Washington hay robo de vehículos y presencia de pandillas que igual matan y comenten ilegalidades.
En Maryland y Virginia, a 15 minutos de la capital estadounidense, es común encontrar jóvenes que más que sospechas despiertan temor; pero eso sí, la Policía es más estricta y cuando los descubren, los ponen a la sombra por largo rato. Y así, hay muchas cosas que saber y descubrir.

PUNTO FINAL. Junto a otros 13 comunicadores de América Latina, me encuentro participando en un programa de liderazgo, impulsado por el Departamento de Estado.