viernes, 20 de abril de 2007

Nueva York, la selva de cemento

Columna del sábado 21 de abril de 2007

César Pérez Méndez
cperez@elquetzalteco.com.gt
VERITAS

En estos días conocí Oklahoma y de paso Chicago, pero no le llegan a la ciudad donde pasaré una semana, Nueva York.
Para comenzar, Nueva York es uno de los mejores puertos naturales del mundo que, no es grande por sus más de nueve millones de habitantes ni sus cinco barrios (Manhattan, Queens, Brooklyn, Staten Island y Bronx), sino que su diversidad cultural la muestra como apasionante y cosmopolita.
Esa diversidad se debe a la inmigración procedente de todas partes del mundo, de esa cuenta, la existencia de zonas famosas como el Barrio Chino y el Harlem Hispano. Por ello, con el idioma no es tan difícil, como en Miami, en Nueva York es común toparse con hispanohablantes en tiendas y restaurantes; otra historia se vive en Washington, por ejemplo, donde el que no habla inglés, tiene que gesticular o andar con intérprete.
Bueno, esa misma pluralidad a la que me he referido pesa para que Nueva York sea sede de la Secretaría, la Asamblea General y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, donde encontré que ondea la bandera guatemalteca.
En mi particular forma de ver el entorno, diría que Nueva York se parece a una selva, pero no a las de nuestra “eterna primavera”, sino que una jungla de cemento, en la que destacan los rascacielos de Manhattan; algunos con observatorios con acceso al público, incluyendo el edificio del Empire State.
La ciudad es visitada por millones de personas al año, justamente porque marcha a la vanguardia en los campos del espectáculo; vaya si no, lo digo yo que admito no ser diestro en la materia, pues tuve la oportunidad de ver The Phantom of the Opera (El Fantasma de la Ópera), en Broadway. Así que su renombre mundial por la promoción de las artes es más que aceptada. Con más de 42 teatros, el área de Times Square cuenta con una rica tradición musical y teatral.
Pero también está a la delantera en la actividad editorial y publicitaria, además de su famosa industria de ropa, según me han contado y lo poco que he observado.
Gracias a que participo en el Programa Internacional de Liderazgo, al que fui llamado por la Embajada de los Estados Unidos en Guatemala, en el viaje tengo la oportunidad de visitar las mejores instituciones de educación superior, entre ellas, la Universidad de Columbia, donde destaca su Escuela de Periodismo. No es por presunción, pero no creo que “viajar es vivir”, más me parece que viajar es aprender. ¡Vivir, en cualquier lado!

PUNTO FINAL. Lo más agradable del viaje no ha sido nada material, sino que ver a mis hermanos, David, en Washington; Sheny y Flory, en Nueva York.

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