Cuerdamente nadie puede hacer esto, tiene que haber un grado de enajenación, locura, demencia o desvarío, o tiene que haber una fuerza que no es humana, oscura, para que alguien se quite el privilegio de vivir.
Traigo a colación el tema porque lamento el reciente suicido de la modelo y presentadora de televisión colombiana, Lina Marulanda -en la foto de arriba-.
Estaba guapa, lo tenía todo, no sólo belleza, sino fama; pero no, no estaba conforme con su vida y decidió ponerle punto y final.
Creo que no hay motivo para esto, ninguno, por muy grave que parezca el panorama o por nada, como a Lina, que tras haber terminado con su novio, habría decidido ponerle fin a sus días.
La vida es única, disfrútela con todo lo bueno y malo que tiene, que al final tiene más de lo primero.
“Era una niña muy inteligente y muy bonita”, recuerda Irma Aristizábal, gerente de la agencia de modelos Stock Models. Lina María Marulanda Cuartas, este 30 de mayo cumplía 30 años. El jueves anterior murió en extrañas circunstancias, al caer del balcón de su apartamento ubicado en un sexto piso. ¡Descanse en paz la bella Lina!
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