Editorial
El cirujano Rafael Espada, -en la foto- actual vicepresidente de la República, estuvo el reciente fin de semana en la ciudad de Quetzaltenango para presentar un plan de desarrollo para los próximos 30 años; sin embargo, se trata sólo de ideas, porque para comenzar, no existe un presupuestos específico para implementarlo.
Mientras lo más preocupante de su intervención no fue la falta de fondos para el plan de desarrollo que propone, sino haber destapado una triste realidad sobre una de las infraestructuras locales que impulsaría tal desarrollo.
Se refirió concretamente al aeropuerto de Quetzaltenango, el cual de ahora en adelante llamaremos aeródromo, porque no llena los requerimientos de terminal aérea internacional.
Ya habíamos notado que no llenaba las condiciones para ser aeropuerto internacional, porque en tal caso, debería tener personal de Migración, para los controles de ingreso y salida.
En la espera de que se construyera la ofrecida torre de control y el muro perimetral, llega ahora el vicepresidente Espada a informar que el aeropuerto no es funcional, porque dista mucho de ser internacional, de acuerdo con las actuales autoridades de la Dirección General de Aeronáutica Civil, DGAC.
Eso sí, el anterior gobierno, presidido por Óscar Berger Perdomo, destinó Q41 millones 600 mil para la construcción de la pista y oficinas de esta terminal que fue inaugurada como internacional.
La misma Organización de Aviación Civil Internacional, OACI, en su momento, supuestamente emitió un aval para que el aeropuerto, situado en la zona seis de Quetzaltenango, tuviera la categoría internacional.
La sorpresa es que el gobierno de turno viene literalmente a botar una obra ejecutada por el anterior. Días antes de entregar el mando, Berger Perdomo vino a cortar la cinta inaugural de lo que finalmente no es una terminal aérea internacional. Desde un principio se notaron cosas anómalas, por ejemplo, cuando habían pintado la pista, pese a que le faltaba una capa de asfalto.
El vicemandatario Espada asegura que ahí hubo mala planificación, idea cortoplacista y sin futuro, porque la terminal no es internacional ni podrá serlo, porque, entre otros factores, la pista está mal hecha y los espacios no son suficientes en largo y ancho.
Esta no es una simple opinión, sino que la postura del gobierno, por ello ha despertado preocupación en los sectores económicos locales, al punto que en primera instancia exigen el esclarecimiento de los hechos, porque no sólo rompe con el sueño altense de un aeropuerto internacional, sino que estaría revelando amplios actos de corrupción. Espada debe comprometerse a llegar al fondo de esto, porque no investigar e identificar a los responsables, lo puede convertir en cómplice de este vil engaño.
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