viernes, 12 de octubre de 2007

César Aníbal Rojas tiene sed de justicia

Columna del sábado 13 de octubre de 2007

César Pérez Méndez
cperez@elquetzalteco.com.gt
VERITAS

Lo conocí hace un tiempo, en la calle, coincidimos en una venta de churrascos. Platicamos algunas cosas, de sus esfuerzos por contar con un espacio digno para comerciantes y compradores del mercado de la terminal Minerva, en la zona tres de la ciudad altense.
Pasó el tiempo y volví a saber de César Aníbal Rojas Coyoy hasta cuando lo intentaron matar. De dos detonaciones que hizo el atacante, una bala acertó en la humanidad del empresario que está vivo de milagro. El informe forense dice que al ingresar al hospital, su pulso era “cero sobre cero”. En otras palabras, lo estaban dando por muerto.
Cuatro meses después del atentado, aún no se recupera física y emocionalmente. El proyectil impactó cerca de su pulmón y las repercusiones alcanzaron su brazo derecho que ahora moviliza con dificultad, situación que obliga que sea asistido por una fisioterapista.
Desde aquel 2 de junio, la vida de César Aníbal no es la misma, además de haber afectado sus actividades como secretario de la Asociación de Gerentes, tesorero de la Junta Coordinadora de Vecinos de Quetzaltenango y miembro del Consejo de Ciudadanos de la Mancomunidad de Los Altos, su actividad comercial fue interrumpida.
En lo que no ha perdido concentración es en la búsqueda de justicia, y esta semana acudió a los tribunales para, más que esclarecer su caso, iniciar el proceso que podría conducir hacia los responsables intelectuales del homicidio en grado de tentativa.
Para entender este hecho, habría que anteponer algunos detalles: primero, no pudo derivar de la delincuencia común, porque no intentaron robarle nada. El ataque fue directo y el objetivo era eliminarlo. Segundo, todo apunta que el ahora juzgado en debate oral y público sólo fue contratado, porque la víctima asegura no haberlo visto nunca antes del hecho. Y tercero, habrá que revisar quiénes estarían interesados en frenar el cuestionamiento de Rojas Coyoy, no sólo como comerciante sino como fundador y presidente de la Asociación de Arrendatarios del Mercado Minerva.
Si un mercado, sin excluir a La Democracia, El Centro, Las Flores y Trigales, puede desatar situaciones de esta dimensión, es porque ahí apesta algo más que la basura, puede ser la corrupción.

PUNTO FINAL. Rojas Coyoy no está involucrado en política partidista; por lo mismo, es una carta nueva que podría proponer ideas para el beneficio de muchos, puntualmente en el sector comercial.