viernes, 5 de octubre de 2007

Daños en el más grande de Centroamérica

Columna del sábado 6 de octubre de 2007

César Pérez Méndez
cperez@elquetzalteco.com.gt
VERITAS

En la zona seis de la ciudad de Quetzaltenango está construido y en funcionamiento el Complejo Judicial más grande y moderno de Centroamérica. Así está catalogado el Centro Regional de Justicia que este lunes celebra su tercer aniversario en medio de la intranquilidad, preocupación y frustración.
El 8 de octubre de 2004 fue inaugurado el Centro que requirió una inversión millonaria; tres años después, lo inesperado: una de las cuatro torres se muestra inclinada unos cinco centímetros.
De esa cuenta, ante el temor de que la estructura colapse, ayer los 18 trabajadores del Centro de Mediación empacaron todo, papeles e inmobiliario, y se marcharon a un lugar seguro; ni tanto, porque ocuparán las tétricas antiguas instalaciones de tribunales en la zona uno de Xela.
Las fallas y daños han sido detectados en la torre que ocupa el Centro de Medición que, de paso, preocupa más, tomando en cuenta que es el edificio más pequeño del Complejo. Entonces, habrá que revisar las demás construcciones donde funcionan las áreas Penal, Civil y Administrativo, no vaya ser que los daños sean mayores o sorprendan de un momento a otro.
Antes de ir tras los responsables de estas chambonadas, habrá que determinar exactamente qué pasó y originó los daños.
Puede haber una serie de hipótesis, desde que no se compactó bien el terreno, como lo que está llevando tiempo, ahora mismo, con la construcción del Aeropuerto de Xela, en el mismo sector. El una reciente conversación con el director de Aeronáutica Civil, José Manuel Moreno Botrán, me comentó que esos terrenos, de por ahí, deben ser debidamente compactados para evitar cualquier situación. En fin, eso lo tendrá que determinar una comisión que verificará la construcción y que de ser necesario, lo más seguro, el inmueble tendrá que ser demolido y construido inmediatamente.
Lo que definitivamente hay que ir descartando es el planteamiento de que por movimientos telúricos el edificio estaría sufriendo daños. De ser así, los edificios más altos presentarían mayores perjuicios.
Por otra parte, entre los responsables habrá que identificar a quienes dieron su visto bueno de la construcción. La supervisión deficiente es complicidad.

PUNTO FINAL. Una obra en manos del aparato estatal, además de estar mal construida, llega a valer el triple de lo que costaría en manos del sector privado. Es mera estimación real.