viernes, 14 de diciembre de 2007

Dé el mejor regalo

Columna del sábado 15 de diciembre de 2007

César Pérez Méndez
cperez@elquetzalteco.com.gt
VERITAS

Por estos días todos estamos corriendo por los estrenos y regalos de Navidad, en los centros comerciales vemos a ese viejo panzón vestido de rojo, motivando el consumismo con ese jo jo jo más falso que su barba.
Para nada estoy en contra de la celebración y de los regalos, es más, esta época, la navideña, es la que más me gusta del año, porque respiro ese frío que me da paz y porque me creo eso de que nace Dios en mi corazón; por eso inicio cada nuevo período con la idea de la renovación personal.
Tampoco soy muy fanático, porque por ejemplo, no me gustan los nacimientos que arman en algunos hogares con puros muñequitos, pero muy a pesar que el Árbol Navideño no tiene relación directa con el nacimiento de Jesús, en la sala de mi casa hay uno y aún cuando sólo es un gasto innecesario de energía, también tengo luces en mi balcón; como para estar en sintonía con el llamado espíritu navideño.
Pero sabe una cosa, si no estuviera ese árbol o las luces, no pasaría nada o igual estaría emocionado porque ya sólo faltan nueve días para Noche Buena. Lo que estoy tratando de decir es que la Navidad no se construye con lo material, sino con lo que cada uno tiene o puede sentir y dar desde su interior.
Que bueno si hay regalos tangibles, porque a quién no le gusta recibir, más que dar; como debería ser.
En estas fechas, a pesar que prevalece la ilusión, hay que ser realista, con los pies sobre la tierra y así pasar unas fiestas en paz, especialmente con su bolsillo y no someterse a deudas que lejos de un próspero año nuevo, le otorgará un porvenir atado que pudo haber evitado, es decir, comprar lo que no era el mejor regalo, sino el peor castigo.
Por eso, atienda bien esto: el mejor regalo no es el que esperan recibir, sino el que usted puede dar. Así es, el mejor presente está en su capacidad y en sus manos; incluso a sus seres queridos déles lo que alcance darles, porque bien podría convertirse en ese jo jo jo, por un momento, pero luego les afectaría -su futuro- a ellos mismos.
Y quienes reciben los regalos deben aceptar que lo que les están dando es el mayor esfuerzo y, entonces, valorarlo. Además, si está el beneficio del aguinaldo, habrá que ser previsores y no vivir para el hoy. Es nada más una idea, porque veo como todos corremos y hasta nos desesperamos por encontrar los regalos. Y no olvide, ¡Hágase feliz a usted mismo!, que el prudente vale por dos.

PUNTO FINAL. El mejor regalo que usted me da es tomarse el tiempo para leer mis ideas, lo cual agradezco mucho; espero yo, por eso, darle un virtual abrazo; es lo que está a mi alcance.