viernes, 15 de febrero de 2008

La dinastía de los Gómez

Columna del sábado 16 de febrero de 2008

César Pérez Méndez
cperez@elquetzalteco.com.gt
VERITAS

Salvador Gómez, Noé Gómez y William Gómez, ¿le suenan conocidos? Tienen muchas cosas en común, son políticos y originarios de San Juan Ostuncalco, Quetzaltenango, pero nada más, “porque ni parientes somos”, dice uno de ellos.
Estos tres personajes no tienen ningún parentesco familiar, porque el primero es Gómez Escobar, el segundo Gómez López y el tercero Gómez De Palermo; pero eso sí, nacieron en la tierra del ilustre compositor Jesús Castillo.
Viene a colación este trío porque ayer, Eleuterio Noé Gómez López, asumió el cargo de gobernador departamental de Quetzaltenango, y quien le entregó fue su paisano, Juan Roberto Salvador Gómez Escobar; ambos ex alcaldes de San Juan; y el tercero en figurar es el actual alcalde de ese municipio, William Gómez Palermo, vinculado únicamente al ahora gobernador, por ser también de la Unidad Nacional de la Esperanza, UNE.
Pues bueno, esto es lo pintoresco de la política y del ejercicio del poder, que no le quitan ni le ponen a la realidad del escenario, porque para analizar el nombramiento de Gómez López, este espacio es insuficiente, pero aquí mis consideraciones:
Primero, fue una sorpresa, mala por supuesto, que el nombramiento fuera un premio de consuelo a quien no logró llegar al Congreso; porque Gómez López fue candidato, en cuarta casilla, por la UNE, después de Beatriz Canastuj, Nery Samayoa y Moisés Chuvá. Además, era su segundo intento de convertirse en congresista.
Segundo, está claro, el nombramiento fue político-partidista y quedaron esos buenos expedientes, no de la terna, sino de otros aspirantes bien calificados.
Tercero, llega al cargo como improvisado y hasta sorprendido del nombramiento, algo muy riesgoso porque ni idea tiene del presupuesto anual que estará a su cargo. No esperemos que tenga un plan definido.
Cuarto, a pesar que la sociedad civil organizada rechaza la designación, parece tener el respaldo de varios alcaldes, por lo menos, los de su partido.
Quinto, como también hay que verle, si es que hay, su lado positivo, por lo menos tiene la experiencia de alcalde, en 1985.
Y sexto, al nuevo funcionario le urge un buen asesor, pero que lo pague él y que comience con revisar su imagen y conducción ante los medios de comunicación.

PUNTO FINAL. El nuevo gobernador departamental es Bachiller en Ciencias y Letras y no tenía interés en el cargo, porque “esperaba un puesto alto”. ¡Vaya pues!