viernes, 29 de agosto de 2008

En el 132

Columna del sábado 30 de agosto de 2008

César Pérez Méndez
http://cesarperezmendez.blogspot.com/
VERITAS

Para estar a las siete de la mañana en la capital, el jueves, tuve que levantarme a las tres de la madrugada, lo cual no es nada complicado, porque igual de despabilado estoy si duermo tres u ocho horas.
Escoger entre “tierra fría” y “la costa”, pues lo segundo, porque sabemos que la carretera Interamericana, no sólo está muy dañada –en reparación y ampliación-, sino que los derrumbes son constantes. Sólo en las últimas horas, seis derrumbes han obstaculizado el paso.
Así que, escuchando a la mejor compañía cuando se viaja solo, la música, estuve a tiempo en mis reuniones, y después del almuerzo, con el objetivo de estar de vuelta en Los Altos, a las seis de la tarde, para otra junta de trabajo, emprendí el regreso. Sabía que iba llegar a tiempo, hasta el kilómetro 132 de la ruta del Pacífico, donde casi vuelco. Sí, casi, porque me estalló una llanta delantera, y no por lisa ni vieja, sino que por un cráter que difícilmente se advierte.
Y no le estuviera contando esto si sólo me hubiera pasado a mí. En un lapso de una hora, en el mismo lugar, fuimos tres las víctimas de la carretera deteriorada, siendo yo el menos perjudicado. A Eduardo Díaz Molina, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, le estallaron los dos neumáticos del lado izquierdo de su automóvil, se dirigía de la capital a Xela y luego a San Marcos; mientras que a una familia que venía de Izabal, con destino a Xela, en un picop verde, le explotaron, pero las dos llantas derechas. Debieron esperar grúas para ser remolcados.
En fin, no sólo son gastos, sino que el susto y la pérdida del tiempo que, en mi caso, estropeó mi agenda; aunque agradecí estar de vuela en casa, sano y salvo.
Y dónde exactamente está ubicado este agujero, después de Cocales, rumbo a Mazatenango, en el 132, a escasos metros del puente Moca.
Lo que nos tocó vivir, dice un vecino del trayecto, es cotidiano, y le creo, porque en el lugar hay tantos platos de llantas destrozados; evidencias de la irresponsabilidad de la Unidad Ejecutora de Conservación Vial, COVIAL, que ni sombra de mantenimiento en las carreteras del país, a pesar de su millonario presupuesto y que, para el próximo año, la Comisión de Finanzas del Congreso le autorizó un incremento de Q526 millones.
Las carreteras del territorio nacional deben estar en buenas condiciones, no tanto por los que viajamos con frecuencia, sino por el significado e impacto que tienen en la economía del país.

PUNTO FINAL. ¿Usted se encomienda en las manos de Dios, no digo diario, pero con frecuencia?, yo sí, por eso no creo que algo malo me pase.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Nuestro gran DIOS es grande en misericordia no porque nosotros seamos buenos si no porque el es bueno bendito sea el creador esta usted bien para alegria de su familia y como a usted le sucedio en la carretera aqui en Xela lo vivimos a diario que por esquivar un bache nos metemos a otro mas grande. Le agradeciria que se enfocara en su justa dimension dicho problema atravez de tan prestigioso medio escrito que usted dirije. atentamente Jorge Luis Bueso

Anónimo dijo...

Estimado Jorge Luis, gracias por su comentario. Le daremos seguimiento a su propuesta.

Saludos,

César