viernes, 12 de diciembre de 2008

Convivios

Un convivio, en realidad, una reunión a la que me invitaron en Colombia.
Columna del sábado 13 de diciembre
Por César Pérez Méndez
Veritas

Anoche fue el convivio navideño de elQuetzalteco, no les puedo decir cómo estuvo, porque cuando me disponía a escribir estas líneas faltaban pocas horas para la cita en el mejor restaurante de comida italiana en la ciudad altense; espero que todos los colaboradores y colaboradoras se hayan divertido, que hayan comido sabroso y que sólo hayan ingerido bebidas naturales.
Y con eso de los intercambios de regalos, que nadie se haya quedado sin recibir; aunque es mejor dar...
Estos días son de puro convivio, por aquí y por allá; de trabajo, de los grupos de amigos y hasta de los compadres.
Ojo porque dicen que en los convivios sale la esencia de cada uno.
Los hombres:
Está “El Bolo”, llega diciendo, “¿Comida? Comida tengo en la casa... guaro quiero". “El Rockool”, es el típico observador, es decir, aquel que se sienta en la mesa y no participa de nada; toma poco y baila nada.
“El Guapachoso”, es el típico aficionado a la salsa y cualquier ritmo tropical habido y por haber.
“El Viejoven”, aquel que llega inspirado: “¿Cómo estamos?”, "La pura uva”, típicas frases del entradito en años.
“El Yo lo sé todo”, el típico intelectualoide que participa de todo en aras del morbo literario.
“El Cobra”, uno de los indispensables del convivio. No tiene pelos en la lengua, y para él, el alcohol es un catalizador de lo que siente o piensa. Habla con el jefe de lo vieja que está la moto y que le ha metido de su pisto para que camine.
Y las mujeres: “La fresa”, puede ser amable o no. Puede ser bonita o no. Esta especie de chava se da el lujo de criticar a las demás porque no se visten como ella o porque no escuchan lo que ella.
“La Guapachosa”, baila sola, baila acompañada, baila en tríos, baila en grupos, sobre la silla, sobre la mesa, contra la pared, tirada en el piso, restregándose contra postes, tubos, parece felina, agita la cabeza de un lado a otro, por lo tanto siempre anda despeinada.
“Avante Garde (Cool, pues)”, la que llega vestida como si fuera piñata, es decir, capas y capas de ropa.
“La lady”, casi perfecta. Inteligente, linda, le cae bien a todos, sentido de humor, tiene el insulto perfecto en la boca, el halago indicado, profesional en ascenso, se quita el suéter por usted, le da jalón, le presta pisto…

PUNTO FINAL. “La Que Role”, difícil de entender y ya no tengo espacio para explicar. ¡Qué la pasen bien!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que vergüenza de director editorial!!!