Los Álvaros

Columna publicada en elQuetzalteco, el 17 de octubre de 2009

Por César Pérez Méndez
cperez@elquetzalteco.com.gt
VERITAS

Los presidentes constitucionales de Guatemala y Colombia tienen muy poco en común, a lo mejor sólo el nombre; uno es Álvaro Colom y el otro se llama Álvaro Uribe.
Colom es el Presidente de Guatemala número 35, mientras que Uribe es el 56 Presidente de Colombia; el primero tiene 58 años, y llegó al poder con la Unidad Nacional de la Esperanza; mientras que su colega, de 57 años, de la mano del partido Primero Colombia, se ha repetido en el cargo y, si las leyes se lo permitieran, fácil se quedaría para un tercer mandato, porque una gran mayoría, incluso fuera de sus fronteras, lo califican bien.
El Álvaro colombiano es abogado y político, en tanto que el guatemalteco es ingeniero industrial y, no sé si político, porque esa calificación se da, cuando ya en el ejercicio del cargo, la simpatía se mantiene, como una señal de que las cosas se están haciendo bien.
Me estoy refiriendo a estos dos mandatarios, porque esta semana se sentaron juntos; el sudamericano visitó el país, y en el marco del 50 aniversario de la Asociación de Gerentes de Guatemala, AGG, Uribe, ante un lleno total, en un salón de convenciones capitalino, habló de su gobierno y de qué han hecho para pasar del puesto 80 al 33, en competitividad, superando incluso a Chile; esto, según el presidente, pero también confirmado por el Banco Mundial.
Se puede ser competitivo, pero para ello, primero hay que creer en el emprendimiento privado. La empresa de todos es la nación, dijo Uribe.
A pesar de la guerra y el narcotráfico, en Colombia ahora hay menos confrontación; esto significa avanzar en entendimiento social, y qué es esto: pues no decir no, no, y tampoco sí, sí; se trata de buscar opciones.
Colombia optó por el camino reformista, no tiene un gobierno de derecha, menos de izquierda; es practicante de una democracia moderna, donde tiene cabida la transparencia y la seguridad se entiende como un valor democrático.

PUNTO FINAL. Uribe desea lo mejor para Guatemala, que sea un destino de inversión, porque no hay nada mejor que un vecindario próspero, dijo.