viernes, 15 de junio de 2007

Ante todo, honestidad

Columna del sábado 16 de junio de 2007

César Pérez Méndez
cperez@elquetzalteco.com.gt
VERITAS

A pesar que es sabido y hasta reconocido que vivimos inmersos en un mundo lesionado, consumido y putrefacto por el comportamiento del mismo hombre, no se pierde la esperanza del ideal, de lo correcto, de la buena actitud. Ese buen deseo salió a relucir en la encuesta que publicó elQuetzalteco, en su edición del jueves último.
Fueron varias las preguntas clave en el estudio que desarrolló el Departamento de Investigaciones Económicas y Sociales, DIES, del Centro Universitario de Occidente, CUNOC, aunque vale la pena detenerse en una, en la búsqueda de la cualidad más importante que debe tener un alcalde.
Ahora ya sabemos qué quieren los quetzaltecos de su alcalde, una pretensión tan simple como compleja: HONESTIDAD. A la pregunta, ¿Cuál es la cualidad más importante que debe poseer un alcalde? El 44.9 por ciento dijo que honestidad. Con un 19 por ciento aparece la exigencia de honradez, tal vez porque para ser honrado, se antepone la honestidad. Muy por debajo, con un 9.9 por ciento, los vecinos exigen liderazgo como principal cualidad, lo cual no aparta que sea una condición necesaria para gobernar. Mientras que la capacidad, es decir, la preparación como condición número uno, aparece apenas con un 8.6 por ciento. Por supuesto que tampoco es que los quetzaltecos quieran ser gobernados por alguien sin preparación, sino que no ubican a la formación académicos como cualidad número uno.
Si este es el panorama, preguntémonos por qué los encuestados priorizaron la honestidad sobre otros aspectos. Ha de ser porque están cansados de tanta mentira, de mucho engaño y de tantas más injusticias. Digo esto porque honestidad, para comenzar, hay que entenderla como una cualidad humana, es el valor que determina a la persona actuar siempre con base en la verdad y con auténtica justicia, dando a cada quien lo que corresponde.
Ser honesto es ser real, por ello, los electores deben prestar atención a lo que dice cada uno, no sea que estén ofreciendo proyectos irrealizables. De ser así, están demostrando ser todo lo opuesto a honesto: viles mentirosos.
Así que ya saben, la honestidad no sólo consiste en franqueza para decir la verdad, sino en asumir que la verdad es sólo una. Y para mi forma de ver las cosas, honestamente, no hay candidato perfecto, pero hay menos peores.

PUNTO FINAL. La honestidad tiñe la vida de confianza, pero, -dicen y así es-, la confianza es como la juventud, una vez se pierde, nunca se recupera.