viernes, 4 de julio de 2008

Hablando de Ingrid

Columna del sábado 5 de julio

César Pérez Méndez
cperez@elquetzalteco.com.gt
VERITAS

Ahora que hasta los niños hablan de Ingrid Betancourt, de lo espectacular e impecable que fue su liberación, me he puesto a pensar en lo duro que es estar secuestrado y sus múltiples formas.
Si ampliamos nuestra percepción, nos daremos cuenta, encontraremos y nos toparemos con que realmente “aquí vivimos muertos”, palabras que ha inmortalizado la ex candidata presidencial colombiana que esta semana fue liberada de las garras de la guerrilla en aquel país sudamericano.
Vaya si no, cuando miles o es que millones de latinoamericanos, guatemaltecos, entre ellos, quetzaltecos, permanecen secuestrados por la pobreza. Y no llevan seis años, como Ingrid, sino muchos más de sufrimiento, de dolor y de angustia por ver como nuca salen de donde están.
Son esos hombres, mujeres y niños que están condenados sin haber cometido delito, más que haber sido presa de la desigualdad, de las injusticias y que permanecen sin esperanza de liberación. Ahora se calcula que en Guatemala hay 700 mil nuevos pobres, por varios factores; están los que hoy en día comen menos, por el encarecimiento de la vida, sin que nadie ni nada detenga la crisis.
Entonces, si vemos el secuestro más allá de la privación de nuestra libertad, como estar encadenados, apresados, raptados o retenidos, vamos a entender que muchos otros están secuestrados por la envidia, el egoísmo y el odio; que se condenan a sí mismos y que no son capaces de liberarse. O qué tal la falta de perdón que, según los conocedores, es como un veneno que tomamos a diario, gota a gota, que no sólo impide la reconciliación total, sino que daña el espíritu. Y aquí ya me estoy metiendo a las profundidades, por eso me detengo y le pido, si lo necesita, que bucee en su interior y haga algo por su libertad. Nadie más que usted. No necesita que un comando lo libere, lo rescate.
O está secuestrado por su trabajo que ni lo deja respirar, es cierto que es una de las principales bendiciones, pero no se atormente –organizarse, es la clave-; tampoco es que la desidia lo alcance, porque es otro mal.
Los otros serían aquellos que están privados de su libertad por el alcohol, las drogas, la prostitución, la pornografía o la infidelidad. Ha de ser tormentoso. Es doloroso. Cuánto lleva, seis años, menos o más, no importa, libérese.
Seguramente se le han ocurrido otras formas de estar secuestrado, porque hay tantas. ¡Dios nos libre o nos libere!

PUNTO FINAL. Ingrid Betancourt podría ser la perfecta vicepresidenciable de Álvaro Uribe en un tercer mandato y, no sólo triunfarían en las urnas, sino que pondrían fin a la guerra colombiana.

No hay comentarios: