viernes, 12 de marzo de 2010

Mentes delictivas

Columna publicada en elQuetzalteco, el 13 de marzo de 2010

Por César Pérez Méndez
cperez@elquetzalteco.com.gt
VERITAS

Hace poco este periódico -elQuetzalteco- publicó la fotografía de unos presuntos ladrones, encontrados en el interior de una vivienda. La imagen mostraba que habían cargado un picop, con las pertenencias de la familia; habían "barrido" con todo, hasta con muebles ya usados por largo tiempo, por no decir, viejitos.
Entonces, alguien que miraba la foto dijo: "Si yo fuera, hubiera buscado joyas, cosas de valor, computadoras, pero no eso". Aclarando que quien lo decía, está lejos de ser delincuente; espero.
Eso quiere decir que muchos tienen una mente delictiva. Lo decía un arzobispo uruguayo: mientras más pobre es un país, más mentes delictivas tiene. Eso nos debe preocupar.
Las carencias económicas, por falta de un empleo o por condiciones de pobreza extrema pueden llevar a cometer actos delictivos, aunque nada justifica a un ladrón.
La última acción de una mente delictiva es un extremo: robar en la vivienda de una viuda. Este sujeto imaginó que en la casa de una de las esposas de los fallecidos en el incendio, en Nueva York, había dinero, producto de las colaboraciones. Entonces, cometió el robo donde no encontró lo que buscaba y terminó cargando unos electrodomésticos. El colmo.
Hablando de mentes delictivas, ayer un lector me envió este mensaje: "Tengo un negocio en la zona uno de Xela, ya en dos ocasiones, separadas por un lapso de tiempo, una mujer que hace una compra pequeña, pide factura -eso no es lo malo-. Después que uno le da el vuelto, pide otra cosa, para despistar, luego resulta que uno no le ha dado el vuelto o que falta. Cuidado, porque es una forma descarada de robar. En la segunda ocasión, le di el vuelto y cuando regrese de averiguar un precio, ya no estaba el dinero en el mostrador. Para evitar líos o que me agrediera, accedí a su exigencia".
"Si la denuncio, es su palabra contra la mía. Temo que hayan más afectados”.

PUNTO FINAL. Para erradicar las mentes delictivas, este arzobispo sugería trabajar por una cultura de respeto, amor y solidaridad.

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