sábado, 9 de octubre de 2010

El tiempo corre... políticamente hablando

Columna publicada en elQuetzalteco, el 9 de octubre de 2010

Por César Pérez Méndez
VERITAS

Dentro de un año, a estas alturas, ya sabremos los nombres de las nuevas autoridades para los siguientes cuatro años, porque las elecciones generales habrán pasado y se estaría en la efervescencia de cara a la segunda vuelta por la Presidencia del país. 

Si volteamos a ver en el tiempo, pareciera que no hace mucho asumieron las autoridades de turno; pero no, el tiempo se les está acabando sin que hagan y cumplan lo que prometieron para ganar. 

Si en estos últimos 12 meses viéramos que las autoridades municipales, departamentales y nacionales "se ponen las pilas", como comúnmente decimos, por favor, no vayamos a creer y ver otra cosa, porque seguramente sus intenciones van a ser que volvamos a votar por ellos. Aunque claramente no creo que lo que dejaron de hacer en tres años, lo vayan a desarrollar en el año que les resta de mandato.

Si el proceso de 2011 se da similar al de 2007, para estas fechas del año que viene, ya sabremos los nombres de los 24 alcaldes quetzaltecos y cómo estarán conformados los Concejos; además, conoceremos a los sustitutos de los siete diputados que corresponden al distrito de Quetzaltenango y si es que alguien más llegara por el Listado Nacional.

La brasa candente estaría en la definición del futuro mandatario, el cual dependería en gran medida de las alianzas y acuerdos entre los partidos pequeños; es decir, los perdedores, con los dos grandes finalistas. 

Entonces, si el tiempo corre y vuela, políticamente hablando, 12 meses no es mucho tiempo que digamos para definir, primero, a los candidatos; luego, diseñar campañas de altura para llegar a los diferentes puestos.

Tampoco se trata de actuar anticipadamente, porque el mismo Tribunal Supremo Electoral, TSE, debe dar el banderazo de salida con la declaratoria oficial de convocatoria a elecciones.

PUNTO FINAL. Localmente muchos personajes de la vida política están sin saber qué hacer, cuando el proceso está a la vuelta de la esquina; por la dificultad de conformar equipos y la falta de respaldo popular. 

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