viernes, 26 de noviembre de 2010

Villa Lesbia

Está interesantísimo el tema histórico, pero coyuntural, abordado ayer por el ingeniero Roberto Gutiérrez, en su columna publicada en el diario elPeriódico.
Seguramente hemos visitado o pasamos con frecuencia frente a este emblemático edificio, en la zona tres de Xela, frente a Cable DX, pero no conocemos su historia, y hasta sus detalles íntimos como los presenta el respetable ingeniero Gutiérrez.
Así que es una lectura obligada, por cultura general:

Villa Lesbia
Un lugar bello para visitar, rememorar la historia.
Roberto Gutiérrez
Aprincipios del siglo pasado fue construida en Quetzaltenango, bajo la dirección de Desiderio Scotti, una bella mansión de 40 habitaciones en estilo italiano a la que desde entonces se denomina como “Villa Lesbia”, en honor a Lesbia Cristiani Armendáriz, bella dama chiapaneca que después de enviudar de su primer matrimonio con Felipe Carrascosa, acaudalado cafetalero, contrajo matrimonio con un joven alemán de origen judío, Hugo Fleischmann, quien llegó a Guatemala para trabajar como asistente de administración en un almacén de granos. Relatan sus descendientes que en la travesía marítima de Alemania a Guatemala, de por sí muy larga, Fleischmann perdió el dinero que traía jugando póquer con experimentados marineros, por lo que llegó a puerto sin un centavo. Fleischmann se radicó en Quetzaltenango en 1880, y con el tiempo fue comprando tierras que convirtió en fincas cafetaleras, volviéndose experto en este cultivo. Fue por ello que Felipe Carrascosa, un hombre mayor, le recomendó a su joven esposa, Lesbia, que al faltar él buscara a Fleischmann para que le asesorara en el manejo de las fincas que heredaría. Y así lo hizo la joven viuda, habiéndose enamorado y casado con Fleischmann, con quien tuvo cuatro niños, y quien mandó a construir la villa para Lesbia, en la que crecieron siete niños, tres de su primer matrimonio y cuatro del segundo.

En aquella época la zona cafetalera del suroccidente era muy próspera, y llegar a la Capital tomaba más de dos días en pésimos caminos, por lo que la mayoría de los finqueros se instalaron en Quetzaltenango, desde donde les quedaba cercano el puerto de Champerico para embarcar el café. Es interesante recordar que el nombre de este puerto viene del apellido de un francés que exportaba madera y cuya compañía se denominó Champer and Company, abreviado Champer&co.
Fleischmann fue por más de cincuenta años cónsul ad honórem de Gran Bretaña, nombrado por la Reina Victoria. En aquella época había en Quetzaltenango, además del consulado ingles, el español, el alemán, y el francés. Hoy hay de México, de España, de Francia e Italia.

Cuando la caída del presidente Manuel Estrada Cabrera en 1920, el jefe político de Quetzaltenango, José Antonio Aguilar y su hijo fueron perseguidos por una turba para lincharlos, y a pesar de haber sido un reconocido enemigo de Fleischmann, este lo protegió dándole asilo en la villa, a pesar de que un consulado no tiene extraterritorialidad. La turba respetó a Fleischmann y no fue sino hasta que Aguilar y su hijo fueron trasladados a la cárcel cuando la turba los asesinó.
Fleischmann falleció en 1957, y sus descendientes vendieron “Villa Lesbia” al obispado de Quetzaltenango, siendo obispo monseñor Manresa y Formosa, dedicándose el lugar a un seminario, por lo que hubo que eliminar las pinturas en los techos con querubines, bacos, venus y cupidos semidesnudos que adornaban frisos y cielos del edificio.
A partir del mes recién pasado se instaló en “Villa Lesbia” el restaurante Tertulianos, de Pablo Alvarado, un joven chef quien ha adecuado las instalaciones para ofrecer en un ambiente extraordinario sus habilidades culinarias y de hospitalidad. Un lugar bello para visitar, rememorar la historia y disfrutar de excelente comida.

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