martes, 17 de mayo de 2011

Después de la matanza


Finca Los Cocos, La Libertad, Petén. Foto proporcionada por las autoridades, del lugar donde decapitaron a 27 jornaleros.
Después de la matanza, no viene la calma. No sólo el norte del país, Petén, está de rodillas, sino que el país entero. Guatemala necesita ser volteada a ver por Dios.
La barbarie cometida por supuestos narcotraficantes, llamados Zetas, contra la vida de 27 jornaleros llora sangre. A partir de esto, puede ocurrir lo impensable.
Le pido a Dios que haga algo, porque las autoridades parecen no hacer mucho, más que nada, por miedo a que les receten una dosis igual o peor.
Dicen que la decisión acordada por el organismo Ejecutivo en Consejo de Ministros, a través del Decreto Gubernativo 4-2011, es decir, el Estado de Sitio, pretende garantizar la gobernabilidad y la tranquilidad para la población honrada de Petén.
El presidente guatemalteco Álvaro Colom, en su calidad de Comandante General del Ejército decidió declarar Estado de Sitio, tras considerar que se pone en peligro el orden constitucional, la gobernabilidad, la seguridad del Estado y la paz social. 
Se espera que diputados del Congreso de la República ratifiquen el Decreto Gubernativo 04-2011, que tendrá vigencia por 30 días, que limitará algunos derechos ciudadanos, entre ellos, la libertad de acción, detención legal, interrogatorio a detenidos o presos, libertad de locomoción, la portación de armas de fuego y el derecho a reunión y manifestación, a excepción de las reuniones político electorales, religiosas, deportivas, estudiantiles y artísticas.